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Los caserones del Parque Pereyra

Se trata de una magnífica construcción del siglo XIX que mantiene el encanto de una época lejana, con un marco natural único por la variedad de sus especies
Dentro de esa gigantesca reserva de biósfera que es el parque Pereyra Iraola, se encuentra una de las estancias más emblemáticas de nuestra región y la provincia de Buenos Aires. Se trata de la Santa Rosa, una palaciega construcción rodeada de verde que, si bien no es la única que se levantó en el lugar, se erige en ese predio como un caserón que aún hoy conserva intactos los vestigios de ese pasado que comenzó a construirse cuando ni siquiera la Ciudad existía como proyecto concreto.
La historia del Pereyra Iraola comenzó en realidad a fines del siglo XVI, cuando recién se empezaba a consolidar el territorio. Juan de Garay repartió tierras, desde Wilde a Magdalena, entregando treinta propiedades denominadas "suertes de estancias", todas sobre la costa del Río de la Plata. Una de éstas fue entregada a don Antón de Higueras, que luego de algunas sucesiones pasó a ser propiedad de don Pedro Ximenez. En junio de 1850 se formalizó la venta de la estancia "Las Conchitas", de aproximadamente trece mil hectáreas y propiedad de Juana Rita Pinto de Ximenez, viuda de Pedro Capdevila, a favor de Simón Pereyra, pasándose a llamar a partir de allí "Estancia San Juan".
La prematura muerte de Simón Pereyra dejó como heredero en el año 1852 a su único hijo, Leonardo Pereyra, que realizó una gran transformación de esta propiedad. Según cuenta la historia, Leonardo Pereyra emprendió un viaje cultural junto a su primo Martín Iraola. Se tomaron unos tres años para recorrer Europa y Rusia, recolectando ideas nuevas sobre parques y adelantos tecnológicos para el campo. Ambos proyectaron sobre sus propiedades parques que hoy son públicos, como el Paseo del Bosque de la Ciudad de La Plata y el Parque Provincial Pereyra Iraola.
Aquel viaje grabó en la memoria de Leonardo Pereyra los parques y jardines europeos. De ellos aprendió que la forestación conserva el suelo, disminuyendo los efectos de la erosión, generando a su vez un microclima que beneficia la producción ganadera. Así, en 1860, sembró el vivero de la Estancia San Juan, y para el año 1870 ya contaba con un monte de cuatro mil plantas que medían de 3 a 15 metros de altura.
En aquel entonces se importaron de Inglaterra la vaca Coral y el toro Difiance, inaugurando la famosa era de los Shorthorn de pedigrí. Poco después se convirtió en la cabaña madre de los Hereford del país, importando en el año 1862, los primeros reproductores de la raza.
A la muerte de Leonardo, la vieja Estancia San Juan se dividió entre sus seis hijos: dos varones recibieron las estancias mayores, San Juan y Santa Rosa, y cuatro hijas mujeres recibieron La Porteña, Las Hermanas, Abril y El Carmen, iniciándose así el proceso de división y venta de las tierras.
LA EXPROPIACION DE 1948
Más acá en el tiempo, ya en el año 1948, el entonces presidente de la Nación argentina, Juan Domingo Perón, anunció en su discurso ante el Congreso la expropiación de las estancias San Juan y Santa Rosa, pertenecientes a la familia Pereyra Iraola, expresando los motivos de esa visionaria medida: "Salvar este tesoro forestal y artístico estratégicamente implantado entre Buenos Aires y La Plata, y realizar una vasta obra cultural, social, científica y turística que incluyera institutos experimentales, laboratorios, viveros y parques zootécnicos." Al año siguiente, se les expropió a la familia Pereyra Iraola, y otros pequeños propietarios, una superficie de 10.138 hectáreas y a los pocos meses, otras 110 hectáreas.
El día 24 de febrero de 1950, desde el balcón de la estancia Santa Rosa, el presidente Juan Domingo Perón, su esposa Eva Duarte de Perón y el gobernador de la provincia de Buenos Aires Alfredo Domingo Mercante, se dirigieron a unas 20 mil personas que se habían congregado allí para inaugurar el parque "De los Derechos de la Ancianidad" y abrir al uso público unas 800 hectáreas de la ex estancia Santa Rosa.
Actualmente, esta estancia conserva sus detalles palaciegos y es el edificio emblema del Parque Pereyra Iraola, un predio que se levanta en nuestra región como la única reserva natural de la provincia de Buenos Aires con más de cien especies forestales introducidas y flora autóctona como talas, espinillos, blanquillos, ceibos, lianas, sauces, helechos y rastreras, que crean un fresco sotobosque digno de conocer.
En toda esta área se halla el 36% de las especies superiores vegetales bonaerenses. Cerca de 200 especies de aves pueblan el aire. Cardenales, zorzales, loros, teros, benteveos, carpinteros, calandrias y golondrinas, todos sobrevolando día a día estos bosques y los alrededores de la histórica estancia que nació a mediados del siglo XIX
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Fecha de construcción: los edificios históricos del parque fueron construidos entre 1818 y la segunda mitad del siglo XIX
Estilo: Neo-colonial
Destino original: Casco de estancia
Destino actual: Oficinas del gobierno provincial

Ubicación: Parque Pereyra Iraola